Iglesia de San Juan Bautista 

Su iglesia tiene elementos góticos. El templo es edificio de nave única, muy espaciosa, compartida en tres tramos por medio de arcos fajones apuntados, de secciones góticas, capilla mayor poligonal, coro en el alto a los pies y capillas dispuestas en el lado de la Epístola.   
En el tramo central, la red de nervios viene a dibujar una estrella de ocho puntas; sus diecisiete claves se adornan con estrellas y temas vegetales.

 

La portada principal tiene arco de medio punto decorado con cabezas de niños. Lo enmarcan columnas acanaladas en los dos tercios superiores y decoradas vegetalmente en el inferior, las cuales soportan el arquitrabe con decoración de reminiscencia plateresca con flameros en los extremos. En el centro, y sobre él, se levanta la hornacina con venera bajo la cual se cobija el titular de la iglesia: San Juan Bautista. A los lados de las columnas de balaustre aparecen grutescos en actitud amenazante hacia los flameros.

 

En su interior destaca el Retablo de los Desposorios, recientemente restaurado. Se encuentra en una capilla lateral de la iglesia parroquial de Gómara. Es de estilo renacentista.

 

La ermita de la Virgen de la Fuente.

Pero del edificio religioso que los gomarenses se sienten más orgullosos es de la ermita de la virgen de La fuente; su edificio fue más antiguo que el que ahora puede verse, pero ardió en 1702, resultando la imagen de la virgen ilesa, según mantiene la tradición popular y religiosa. Mediante aportación popular se levantó otra con hospedería aneja a fin de que pudiera ser usado por los peregrinos. Durante siglo y medio sirvió de convento de Padres Prepósitos de los Clérigos Menores de Nuestra Señora de la Fuente, fundado por el padre Francisco Caraciolo.

 

Además del santuario incluye otras dependencias como la casa-hospedería y los graneros. Hasta aquí acudían peregrinos procedentes de lejanos lugares y los viajeros que recorrían el entonces camino real de Madrid a Francia.
Su fiesta se celebra el 2 de julio, en honor a Santa Isabel.

 

Es difícil identificar los restos de lo que pudo ser una torre de defensa o pequeño castillo. Unos pocos restos, un aljibe y la horizontalidad del cerro donde se asentaría es lo que nos queda hoy como testigo de su existencia.

 


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